miércoles, abril 24, 2024

ENTREVISTAS

Entrevista a Martín Ulacia, autor del libro “No Fue No – Crónica del Chubutazo”

Escribe: Charly, estudiante de Cs. de la Comunicación UBA

“Basta de Fracking, Fuera FMI, No a la Megamineria, Agua para los Pueblos, el Sur Resiste” son las frases que decoran el CEPTUR (Centro de exposición y promoción turística de Comodoro Rivadavia), rememorando aquella pueblada llevada a cabo en diciembre del año pasado en Chubut, donde el clamor popular dijo NO ES NO ante la ley de zonificación minera.

Aprovechamos la oportunidad de la presentación oficial, y entrevistamos a Martin Ulacia, politólogo (Universidad de Buenos Aires) y periodista radicado en Comodoro Rivadavia, autor del libro “No fue No – Crónica del Chubutazo”.

¿Qué representa la frase elegida para el libro y con qué nos encontraremos en “No Fue No”?

El título es una referencia a una de las consignas históricas en Chubut en contra de la megaminería y en defensa del agua que es el “No es No”. Junto al “No a la Mina” o el “agua vale más que el oro” son las históricas consignas del movimiento que surgió en Esquel en el año 2003. La idea de ponerlo en tiempo pasado tiene la intencionalidad de afirmar lo que fue una victoria de las movilizaciones populares ocurridas en diciembre del año pasado. Es decir, subrayar que ahí efectivamente se logró frenar el avance de la ley de zonificación minera.

El libro contiene una crónica de aquellos días, comprendidos entre el miércoles 15 al martes 21 de diciembre. Esos días que estuvieron atravesados por enormes movilizaciones populares y a la vez por una represión por parte del Gobierno Provincial que hasta el día de hoy permanece impune.

El principal material está compuesto por muchos pronunciamientos de diferentes sectores de la comunidad chubutense y más de 50 entrevistas que hice entre enero y marzo del 2022 a los protagonistas de los hechos. Tal como referentes de asambleas, de diferentes movilizaciones en distintas ciudades, de sectores de la política como diputados/as y referentes empresariales, buscando hacer un aporte de reconstruir la memoria de jornadas que fueron muy intensas y donde hasta el día de hoy hay mucho para reflexionar de lo sucedido.

Estuviste en primera línea en Rawson cuando estaba todo al rojo vivo. ¿Qué sensaciones te dejaron esos días vividos?¿Cómo se vivió la persecución/represión por parte de las fuerzas policiales?

Efectivamente, llegué la noche del miércoles 15 a Rawson ya que estaba yendo a cubrir la sesión del jueves 16. Todas las expectativas estaban cifradas en ese día porque ya había habido convocatorias de sectores de la burocracia sindical implicadas en la producción de los yacimientos para esa fecha y otras también del movimiento que estaba en lucha. Pero por una serie de maniobras, salió una sesión (esto está narrado en el libro), el día 15. O sea, camino a Rawson me enteré que se había aprobado la zonificación.

Los aspectos que mejor retrata y documenta el libro fue la represión de ese día y el posterior, lo que se conoce popularmente como “la cacería de Rawson”. Una vez aprobada la ley, el operativo de seguridad fue dirigido con la intención de alejar de las inmediaciones de la legislatura a las personas que se estaban manifestando. Lo que pasó a partir de la medianoche, fue otra historia. Fue realmente una cacería y con muchos entrevistados coincidimos al referirnos con una palabra para describir lo que sucedió esa noche, TERROR. Era la sensación de que te podía pasar cualquier cosa en cualquier lugar. Se realizó un operativo por toda la ciudad, con camionetas 4×4 de infantería y motos pasando a toda velocidad disparando a quema ropa a cualquier persona que se encontraba en la calle en cualquier punto de la ciudad, haciendo hincapié en los barrios populares tal como el Barrio Río Chubut y Área 12.

Se vivió de una manera muy fuerte y muchas personas entrevistadas en el libro de las asambleas dan cuenta que pasó algo poco habitual producto de la represión. Generó un repudio y un movimiento más fuerte aún, se movilizó toda la ciudad. Principalmente en Rawson y Trelew ya que cualquiera tenía un familiar o un amigo herido por alguna bala (se recomienda leer testimonios en el libro).

Además, me parece importante recalcar el tema de la represión porque hace dos semanas en el marco del 50 aniversario del regimiento de infantería de la policía de Chubut fue condecorado Javier Lefipan, jefe de infantería, por sus servicios prestados durante aquellos días. Haciendo memoria a corto plazo, es el mismo que grabó y subió los polémicos videos, de gran impacto nacional, con cantos hacia los piqueteros (“¡Piquetero, piquetero. Piquetero, piquetero. Ten cuidado, ten cuidado. Que en la noche muy oscura, que en la noche muy oscura, a tu villa entraré!”), reivindicado por el ex ministro de seguridad Federico Massoni.

Frente a esta reivindicación de la política represiva es más necesario que nunca, que no se imponga la impunidad.

Si bien las redes sociales y otro tipo de comunicaciones ayudaron a viralizar la situación en la Provincia. ¿Cómo calificás la falta de difusión sobre lo que sucedía y el desvío de la información por parte de los medios hegemónicos nacionales, al colocar en primera plana los destrozos en la casa de gobierno pero en omisión de otras situaciones, como por ejemplo las represiones?

En relación a la cobertura mediática dominante, se sabe que los capitales transnacionales como en este caso la minera Pan American Silver, compañía canadiense, tienen una política muy fuerte sobre medios de comunicación e incluso sobre redes sociales, como fue por ej. el crear cuentas falsas para intentar constituir una legitimidad social.

Estas políticas se fundamentan en una gran cantidad de recursos económicos. Eso condiciona cualquier cobertura periodística crítica, pero a la vez ha generado un reagrupamiento de comunicadores y periodistas de Chubut, el colectivo de comunicadores de Chubut, que escribimos varios pronunciamientos, da la posibilidad de trabajar con libertad de prensa frente a estos fenómenos.

Por otro lado, el hacer hincapié en lo sucedido con los edificios públicos, fue parte de un discurso que se buscó construir en los últimos años de criminalización y demonización del movimiento socioambiental. Esta idea que se trata de grupos, “los 500 ruidosos” como dijo Arcioni, los violentos, busca invisibilizar y negar el hecho que en Chubut hay un movimiento histórico de carácter popular, policlasista, que involucra a sindicatos privados o estatales, sectores universitarios, artísticos, comunidades originarias. Un movimiento que traspasa transversalmente a la comunidad chubutense.

Según mi percepción, durante aquella jornada, eso se quebró a partir del día 17. Frente a la represión, los hechos de violencia y la bronca popular las movilizaciones no retrocedieron, no perdieron legitimidad. Hubo un punto de inflexión en el chubutazo. Desde ya la lectura policial que todavía se busca instaurar es lo que este libro busca desmontar y hacer una lectura más compleja, política y social sobre lo ocurrido.

¿Cuál es tu análisis del “Que se vayan todxs” que se cantó en esos días? Con Arcioni aún como gobernador de la provincia, ¿Cuál crees que fue el costo político?

Eso fue muy impresionante porque el 20 de diciembre se cumplían 20 años del argentinazo del 2001 y efectivamente desde el viernes 17 se escuchó en todas las ciudades y localidades de la provincia el “Que se vayan todos”. Cada vez que se pasaba por algún un edificio público, por la municipalidad, alguna dependencia estatal, etc.

Eso, me parece, es un reflejo de un hartazgo y una reacción muy potente que tiene muchos años en la provincia de Chubut frente a un régimen político y económico que está caracterizado por el saqueo y por la corrupción. Frente a eso, que lleva a la provincia a la realidad de ser la cuarta exportadora a nivel nacional y sufrir crisis recurrentes como son los pagos de sueldos a los estatales, se reaccionó y el que se vayan todos fue una crítica y un cuestionamiento a la democracia representativa. Por eso se han generado otros modos de organización, como son las asambleas, si bien durante aquellas jornadas no llegaron a conformarse asambleas populares propiamente dichas. En Trelew, la UACH funcionaba como un espacio de organización, pero fue completamente excedida por el movimiento, a pesar de que el trabajo previo de militancia fue clave para organizar.

En relación al costo político, lo paga Arcioni aunque no estuvo solo. Los acuerdos que se dieron tras las elecciones principalmente en el PJ (Intendente Luque -Vice Gobernador Sastre) y la oposición de Juntos x el Cambio también con una línea extractivista, pero negándola de forma oportunista, permitieron crear las condiciones políticas para que se avanzara. Aun teniendo en cuenta que podía llegar a haber un estallido social, decidieron avanzar, frenarlo con la represión ante la primera reacción y eso, fue lo que se llevó puesto el Chubutazo. Ahora en 2023 se están rearmando para presentarse y veremos que sucede en términos electorales ante el repudio y este movimiento popular que fue el Chubutazo.

Por último, el gobierno con la MEMAC (Mesa Nacional por la Minería Abierta a la Comunidad) sigue buscando licencia social. Si bien en estos días la mira estuvo puesta en el norte del país, precisamente en Andalgalá, ¿cómo ves un nuevo intento en la Provincia de Chubut por impulsar un nuevo proyecto de cara a los próximos meses?

Se ve como debutó la MEMAC con lo de Andalgalá. Considero que fue una gran crisis para el Gobierno, fundamentalmente para el ala albertista con el ministro Kulfas como principal exponente. Hubo una crisis muy importante con la ong “ambientalista” Jóvenes por el Clima que participó de la mesa y al otro día ocurrió la represión en Andalgalá. Fue un golpe muy duro en la búsqueda de legitimidad que tenían estos sectores que siguen impulsando la megaminería en el marco de lo que es el acuerdo con el FMI y la necesidad de obtener dólares rápidamente.

Por otro lado, la posibilidad de que se avance nuevamente en términos de megaminería, por el momento lo veo que está “freezado”. Ni siquiera Arcioni pudo avanzar con el plebiscito provincial, idea que intentó imponer cuando se aprobó la derogación de la ley de zonificación minera. Fue rápidamente sepultado ya que el plebiscito sucedió durante los siete días del Chubutazo.

Ignacio Torres, quien resulta uno de los principales candidatos en las próximas elecciones, se sabe que tiene un programa megaminero y es probable que vuelva a intentar avanzar.

Se conoció la posibilidad de exploración de uranio en la Meseta, aunque aparentemente fue un globo de ensayo y no pareciera en el horizonte próximo tener éxito.

También hay que remarcar que, si bien la megaminería no avanzó, este modelo extractivista exportador en la provincia sigue en pie y funcionando. Tal como es con hidrocarburos, pesca, aluminio, los terratenientes. Incluso ahora se busca avanzar con fracking en Comodoro Rivadavia, con explotación off shore, con hidrógeno verde. Es más de lo mismo. No hay un programa político y económico alternativo a la depredación ambiental y al saqueo capitalista.

Lugares donde se puede conseguir el libro:
El libro se encuentra en preventa desde mediados de abril y se puede reservar enviando un mail a nofueno.libro@gmail.com

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